//El litio ¿otra vez los chinos?

El litio ¿otra vez los chinos?

Desde hace ya algunas décadas, el litio se ha convertido en uno de los minerales más apreciados debido a sus múltiples aplicaciones en muy diversas actividades industriales.Tal vez sea su utilización como fuente de alimentación de baterías para uso del “automóvil del futuro”, eléctrico y ecológico, lo que ha convertido al litio en uno de los recursos no renovables más codiciados por las empresas y gobiernos que aspiran a disponer de un insumo indispensable para una industria que ha prometido sustituir al contaminante petróleo como combustible en un plazo no mayor de cinco años.

Entre los países productores de litio, Australia; Chile y China  figuran a la cabeza. Pero según lo han afirmado luego de realizar exploraciones y pruebas durante más de cinco años, está comprobado que en el llamado triángulo del litio integrado por el salar de Uyuni en Bolivia, el de Atacama en Chile y el de Hombre Muerto en la Argentina se hallan las más importantes reservas del mineral las que han sido calculadas entre el 65 y el 80% del total de las conocidas hasta ahora.

Si bien en la Argentina ya existe una producción de cerca de 7.000 toneladas por año – Australia produce más de 50.000 toneladas- a cargo de las empresas Livent y Orocobre quie operan en Hombre Muerto y Olarof respectivamente, el principal proyecto en curso para aumentar ostensiblemente la producción se localiza en la región de Caucharí y está a cargo de la empresa Lithium American y estaba previsto comenzar las operaciones a principios de 2022.

Debe tenerse en cuenta que por la magnitud de las inversiones necesarias para emprender la explotación en gran escala, no debe extrañar que además del interés empresario en el negocio, los gobiernos pretenden coordinar las concesiones mineras con la orientación general de su política exterior, de manera tal de evitar contradicciones peligrosas entre el desarrollo puramente económico de los proyectos y aquellas relaciones internacionales que forman parte de las políticas de Estado de cada país. En este sentido, cabe recordar que la destitución de Evo Morales en Bolivia fue vinculada, sin que haya habido un desmentido oficial, con los privilegios otorgados por el MAS a Rusia en lo que respecta al otorgamiento de nuevas concesiones de explotación.

No es de extrañar, entonces, que en la Argentina ha trascendido el interés, apremiante por cierto, del régimen de Xi Jinping para participar activamente en los proyectos de explotación aun pendientes de resolución. Hasta el momento nuestro país ha otorgado prioridad a la empresa china Jiangsu Jiankang Automobile (JJA) para instalar, sobre la base del litio producido por la misma empresa en el país, una planta de producción de baterías para “desarrollar proyectos de movilidad sustentable”. El Ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, se refirió de esta manera a este plan extractivo-industrial: “La firma de este convenio profundiza aun más la relación con la República Popular China y mejora la matriz de nuestro intercambio, incorporando alto valor agregado en nuestra cooperación bilateral”

El interés de China en nuestro litio – también del cobalto igualmente abundante en las provincias de Salta, Jujuy y Catamarca- se basa en lo que se considera universalmente como ecológicamente inevitable. El cálculo en que se basan las empresas chinas supone que para 2025 más del 20% del parque automotor esté integrado por vehículos eléctricos. El mismo pronóstico ha sido compartido por Bruselas.

Para que estos proyectos lleguen a buen fin en la Argentina, existen dos obstáculos bien visibles: uno es la enorme cantidad de agua imprescindible para la explotación del litio ya que en la Puna el agua no es precisamente un insumo abundante; otro óbice está dado por razones de política exterior porque mientras el Ministro Guzmán intenta convencer al gobierno de Joe Biden que adopte una actitud benevolente en la cuestión de la enorme deuda de la Argentina con el FMI, cualquier incremento de la actividad económica china en el país, es considerada como “inadecuada” por el Departamento de Estado, involucrado en una especie de guerra fría que tiene como adversarios a Moscú y a Pekín.

No obstante, tal vez el principal impedimento para concretar el convenio para la explotación de litio con China, provenga del gobierno de Xi Jingping. Se ha sabido por fuentes de la Cancillería que los chinos han planteado como un requisito previo al desarrollo de cualquier nuevo emprendimiento, la concesión de la operación de la Hidrovía  Paraná- Paraguay a una empresa china. Como se sabe la concesión a la actual licenciataria, EMEPA de Gabriel Romero, vencerá a fines de este mes de abril, a pesar de lo cual el gobierno argentino la ha prorrogado por seis meses en lugar de convocar a los interesados en participar en la nueva licitación. Motivos de enfrentamientos internos al gobierno de Alberto Fernández entre quienes desean abrir el concurso para adjudicar a los chinos la operación de la Hidrovía y quienes batallan por estatizarla.

De esta manera, los anunciados proyectos de colaboración e inversiones de China en la Argentina, se hallan paralizados o definitivamente abandonados. Desde el criadero de cerdos de última tecnología, hasta la modernización de los ferrocarriles,la construcción de la Central Nuclear de Campana, la construcción de la central hidroeléctrica de Chihuidos, la autovía Luján- La Pampa (Corredor Vial B), la modernización y operación del Puerto de Rosario entre otros proyectos de inversión chinos, se encuentran inactivos a raíz de la exigencia china de hacerse cargo de la mencionada vía fluvial.

En una próxima oportunidad, nos referiremos a otros ítems en los que la “cooperación” de China ha puesto en dificultades a nuestro gobierno por razones que podemos calificar de estratégicas.