Argentina y sus tres países
Por ANTONIO CALABRESE (1)
Un artículo basado en la desintegración Argentina por la carencia de un proyecto común
No obstante el creciente centralismo económico y político, acentuado particularmente en los años recientes, a raíz de la injusta distribución de la coparticipación federal primaria, la de mayor inequidad en los últimos 50 años, que alcanza apenas al 24,8 % de la recaudación para las provincias, según el presupuesto de este año (2009), solo equiparada a las de las dos últimas dictaduras militares (1966/73)(1976/83), la República Argentina esta inmersa en un proceso de desintegración, pudiéndose divisar a la fecha claramente tres países diferentes, aprisionados patéticamente entre sus límites geográficos.
Un primer país, el feudal, caracterizado por una mayor degradacion institucional y asimetrías sociales, con una gran concentracion de su riqueza a través del poder político local que la distribuye con criterios clientelares con alto nivel de corrupcion, compuesto por las provincias del Norte y del Sur, conformando un bloque total con16 de ellas. Este país, con pobrísimas recaudaciones de recursos propios es un gran consumidor de planes sociales y requiere incentivos diferenciales para poder equipararse a los restantes, por un tiempo no inferior a varias generaciones.
El segundo país, el de la Sociedad Productiva, en estado de evolución, por supuesto, en distintos grados, y hacia el cual deberían tender las provincias feudales,compuesto por: Mendoza,Córdoba,Santa Fe, Entre Rios, el interior de la provincia de Buenos Aires, a los que podrían agregarse Tucumán y Corrientes, que estan en una zona fronteriza con los anteriores, en donde la calidad insitucional es un poco superior, la sociedad tiene mayor participacion en la formacion de la riqueza y por ende el papel del Estado se encuentra más acotado. En estas provincias el efecto clientelar se limita, en todo caso, al peso del aparato estatal en los procesos eleccionarios, pero en las que es evidente un menor grado de dependencia entre el ciudadano y el poder. Este país requiere mas libertad, menos regulaciones a la producción y a la comercialización y sobre todo financiamiento para el desarrollo de un potencial cuyas metas son impredecibles.
El tercer país, el macrocefálico, esta compuesto por la Capital Federal y el Conurbano, denominado el AMBA,.que tiene todos los problemas y todas las ventajas de la alta concentracion demográfica. Es también un gran consumidor de planes sociales que debieran ser totalmente distintos a los del país feudal y requiere grandes mercados de trabajo, e infraestructura sanitaria, educativa y de transporte.
La inseguridad producto de la marginalidad social los atraviesa en distinta medida a los tres.
Tres países con problemas, necesidades y soluciones diferentes. Tres países cuyas diferencias se van ahondando con proyección geométrica y que es menester atender urgentemente en la búsqueda de una Argentina integrada.
Esta no es una apreciación que pueda reducirse a una zonificación o regionalización arbitraria del país. Hablar de regiones o de zonas, nos limita a aspectos geográficos o en todo caso económicos y aquí se trata de cuestiones culturales, antropológicas, sociales y hasta filosóficas que emergen de esta division, a cuyas partes, por ello, llamamos países.
El país macrocefálico tiene una superficie de apenas 3.833 Km2 de acuerdo al INDEC sobre una extensión total de la Argentina de 2.766.890 Km2 según el Instituto Geográfico Militar y concentra alrededor de 13.000.000 de habitantes sobre un total de 40.000.000 aproximadamente, lo que hace casi un 33% de la población. El país de la Sociedad productiva en cambio, que reune a siete provincias, incluido el interior de la provincia de Buenos Aires tiene una poblacion de 14.753.154 habitantes, o sea otro 33% aproximado. Estas cifras demuestran que el país feudal que comprende a 16 provincias aloja al restante 33% de la población. La densidad demográfica y la dispersion habitacional por cierto, modifican las condiciones del mercado interno de consumo y las potencialidades económicas, pero también afectan al desarrollo educativo y cultural, que tendrá características absolutamente diferentes.
La recaudación fiscal, por ejemplo, tomando como base el 1er. Trimestre de 2008, cuyas proporciones son aproximadamente iguales en los otros trimestres, en las estadisticas de los organismos oficiales, por el total de impuestos percibidos y en miles de pesos, es de:
Pais feudal (16 provincias)……………. 1.778.718
País Soc. Prod. y País macrocef..……36.496.614
Es decir casi 20 veces inferior. Todo el país feudal, o sea las 16 provincias sumadas alcanzan una recaudacion fiscal levemente superior a Córdoba, una de las provincias del país de la Sociedad productiva que es de 1.594.014 y a su vez levemente inferior a la de otra provincia del mismo paìs que es Santa Fe cuya recaudacion alcanza a 1.985.283. La recaudación de la Provincia de Buenos Aires con 5.053.374 y la de la ciudad de Buenos Aires con 27.393.722, son de otro mundo para el país feudal.
Se podrá decir que existe aquí una distorsión a favor de la Capital Federal en donde constituyen domicilio fiscal y devengan el impuesto, un importante número de personas jurídicas con actividades productivas en los Estados interiores, pero esto perjudica también al país de la sociedad productiva, no sólo al feudal, en la comparación estadística.
De la misma forma si se tomara la recaudación del IVA, tal vez como una demostracion de la capacidad de consumo, tendríamos que las 16 provincias del país feudal recaudan en miles de pesos:
Pais Feudal…….. 629.883
Resto ………..11. 241.613
Unas 18 veces inferior, pero continuando, de todas formas, las diferencias abismales entre ellos. Sólo el 5% del total de los impuestos se recauda en el país feudal y apenas el 7% del IVA.
Podríamos tomar otros indices o medir las diferencias de otras maneras, pero de mayor o menor forma estas son evidentes y no pueden ocultarse. Agravando la situación, a esta division en tres países, debe sumarse la division por provincia que tampoco es arbitraria. No es lo mismo un riojano, que un tucumano, que un santiagueño o un porteño. No solamente hablan diferente, tienen hábitos y costumbres diferentes y reciben información y educación distinta. El llamado “federalismo histórico” argentino se hace más palpable día a día a diferencia del “federalismo constitucional” norteamericano. Enrique de Gandía, entre otros autores, los diferenciaba diciendo que mientras en EE.UU. los Estados habian precedido a la organización nacional con constituciones y organizaciones propias, en la Argentina no fue así.
Las provincias se fueron formando historicamente, delineando sus fronteras, a medida que extendía su poder el caudillo lugareño o las elites gobernantes a partir de la ciudad colonial cabecera, lo que continuó aún con posterioridad a la organización nacional en 1853.
Sin embargo hoy no podríamos despreciar las diferencias entre ellas que les dan caracteristicas propias a cada una. La música autóctona, las artesanías, la gastronomía, la vestimenta, las costumbres y tal vez los climas y las propias geografías, entre tantos factores, han constituido tipos humanos diferentes, sociedades con objetivos disímiles, Estados con potencialidades desiguales. Toda la fuerza de esos valores ancestrales se va incrementando, por otra parte en las diferencias, en la marginacion, en la discriminación.
La dirigencia política parece no comprender la cuestión y elabora soluciones que se alejan cada más del fin del conflicto. Todo lo contrario, la reforma constitucional de 1994, por ejemplo, con la implantación del voto directo a Presidente de la Repúblicay la eliminacion del colegio electoral, como asi también al instaurar el voto directo para elegir a los Senadores Nacionales, le dió otro gran golpe al federalismo, porque eliminó la representacion institucional de las provincias, quitándole sentido al Congreso bicameral, y por otra parte, concentró en el conurbano la decisión de la eleccion del presidente. Son actos que en vez de integrar han desintegrado o contribuido al menos, a afianzar la desintegración. Si queremos un país federal, respetando sólo aquellas distinciones ancestrales que las provincias reivindican como exclusivas y propias de cada una, como se merecen, debemos cambiar los criterios de la gobernanza y aplicar políticas de estado diferentes para los tres países a fin de superar las asimetrías y lograr estandares uniformes de vida.
(1) Este estudio fue realizado con cifras oficiales hasta el 2010, pero que marcan diferencias que se mantienen a través del tiempo.